
En un anochecer, inertes mis ojos no parpadean cierran las puertas de la ilusión, me separan de la realidad aparente allí donde mi imaginación baga por la neblina de una pesadilla y la clara palidez de un alegre sueño. Donde la realidad pasea por la cuerda floja y con sus alas hace flotar mi fantasía dando rienda suelta a nuevas experiencias por el camino que mi mente abre, un camino que ha veces tenso te hace sudar de angustia, y otras tan relajado que te paraliza en medio de una penumbra, y en algunas ocasiones no sabes con certeza, te mueves en la duda reflexionando si la verdad nubla tu fantasía, o si esta obscurece tu verdad.
Yo elijo la fantasia, con ciertos toques de verdad...
ResponderEliminar